El nuevo San
Blas
San Blas, es un santo muy popular; vivió
en el siglo IV; fue obispo de Sebaste, una ciudad de Turquía, que por entonces
formaba parte del Imperio Romano de Oriente y su festividad se celebra el día 3
de febrero, en Occidente, y el 11 del mismo mes en Oriente; siendo, además,
patrón de los otorrinos y protector de los enfermos de garganta.
La tradición dice que, en este aspecto, se
ganó su credibilidad salvando la vida a un niño al que se le había clavado una
espina de pescado en la garganta. Entonces, no había 112 al que recurrir, y la
gente, ante estos casos, no sabía cómo actuar; afortunadamente, San Blas que,
casualmente, pasaba por allí, vio al niño e imagino que milagrosamente - ya que no tenía pinzas, endoscopios ni el
instrumental que hoy día necesitan los ORL para estas ocasiones-, se la
sacó logrando salvar a la criatura.
En la época que le tocó vivir a San Blas, no corrían
buenos tiempos para los cristianos ya que, entonces, uno de los deportes
favoritos de los emperadores romanos consistía en perseguirlos, una actividad
en la que pusieron bastante empeño; se describen diez
grandes persecuciones romanas contra el Cristianismo siendo, cada una de ellas,
denominada con el nombre del emperador que la decretó.
San Blas, tuvo mala suerte pues le cogió la
última de ellas, la de Diocleciano y fue decapitado; era éste, un método muy
común que utilizaban los romanos de entonces; aunque ellos decían que, en
realidad, lo único que pretendían, con él, era curar la caspa del cuero
cabelludo a la gente de un modo eficaz, realmente lo usaban para acabar con
disidentes como ocurrió con San Blas que era un cristiano muy destacado,
pasando así, el pobre, a engrosar la lista de mártires de la
Iglesia.
En el santoral, como en todos los gremios,
hay rangos; dentro de estos, podemos afirmar que el santo es de categoría superior ya que, tras su martirio, alcanzó un gran renombre y la devoción hacia
el mismo se extendió rápidamente; concretamente, en España, son incontables los
lugares que lo tienen como patrón.
Cuando llega la festividad del santo, es
corriente encontrar en las calles, así como en las iglesias y ermitas con
advocación al mismo, vendedores de gargantillas -unos cordones que deben haber sido previamente bendecidos-.
Si queremos evitar tener males en la
garganta, ese día, es recomendable adquirir una de estas
gargantillas, colocarla alrededor del cuello y mantenerla hasta el
miércoles de ceniza; ese día, una vez que nos la quitamos, debemos quemarla.
Gargantilla de San Blas |
Si seguimos estas recomendaciones, al pie de
la letra, estaremos protegidos durante todo el año de las enfermedades de la
garganta -Un aviso: la gargantilla,
aunque es bastante eficaz, no lo es al 100%; por ello, si alguien tiene dudas, entre vacunarse o no de la gripe, que no dude en hacerlo. Al santo no le va a
sentar mal esta falta de fe-
Volviendo a San Blas, esto ocurrió una vez
en un pueblo donde era su patrón. Un año, al ir a sacar la imagen de la iglesia
para hacer la romería, resulta que estaba muy deteriorada, ya que era muy
antigua, y, al intentar moverla, se les estropeó del todo no pudiendo hacer la
procesión -está visto que el paso del
tiempo no respeta a nadie, ni a las personas
ni a los santos-
Entonces, los parroquianos, como le tenían
mucha devoción al santo, decidieron que había que hacer una nueva imagen; así que el
cura del pueblo, tras organizar una colecta entre los vecinos, contactó con un
escultor para que éste les hiciese un San Blas nuevo.
El tío Ardano, un hombre de ese lugar, en un prado había cortado un árbol con un tronco estupendo, largo y grueso, para
hacer un pesebre. Cuando el imaginero se acercó al pueblo para ajustar con el
cura el trabajo que iba a realizar, vio aquel árbol, le gustó mucho, y le pidió a su dueño una
porción del tronco para hacer la imagen del santo, petición a la que el tío
Ardano accedió gustoso.
El escultor, con paciencia y buen oficio,
fue tallando la madera y, pasado un tiempo, consiguió que el tronco acabara
convertido en un magnífico San Blas. Tras los últimos retoques, una vez que
estuvo pintada la imagen, dio su trabajo por concluido y quedó un día con el
cura del pueblo para entregar el encargo.
Era la última semana de enero y, como
faltaban tan solo unos días para la fiesta del santo, el párroco decidió dejar
la imagen colocada en la iglesia, en su capilla, pero cubierta con una tela.
Esperaría a
que fuera el día de San Blas para bendecirla y presentarla
a los feligreses.
Ermita de San Blas (Cáceres) |
El hecho de que estuviera ya el santo en la
iglesia del pueblo, y no poder verlo por estar tapado, despertó una enorme
curiosidad entre los feligreses que estaban deseando ver el trabajo efectuado
por el imaginero; así que el día de la fiesta, la iglesia estaba llena de gente.
El nuevo San Blas, ya sin tela que lo
ocultara, con su báculo y mitra -no
olvidemos que era obispo-
ese
día no estaba en su capilla, sino en la parte delantera de la iglesia, colocado
en unas andas para ser sacado en procesión, así que antes de comenzar la misa, la
gente fue acercándose a la nueva imagen para verla de cerca.
El tío Ardano, que había decidido quedarse el
último para poder ver la imagen detenidamente, una vez que se acercó, la
estudió con gran atención; dio dos vueltas alrededor de la misma, admirando el
trabajo realizado por el escultor, y se dirigió al santo en estos términos:
-
Bendito seas San Blas, aunque sé de dónde vienes: Eres hermano del pesebre de
mi burro.
(Este es un
cuento popular, muy conocido, que me contaron en mi pueblo. Como los cuentos y
leyendas a veces están basados en hechos reales, un día, aprovechando que San
Blas es el patrón de Corporario, pregunté a alguien de allí si esto pudo haber
ocurrido en ese pueblo. Mi informante, muy enfadada, contestó que su santo no
es hermano de pesebre alguno).
Con tu relato me has transportado a mi niñez cuando los hermanos mayores acudían a la fiesta de San Blas en Corporario y nos traían unos caramelos, una cayada de caramelo, si las pesetas le alcanzaban y gargantillas, éstas encargadas, para que nuestras gargantitas estuvieran a salvo. En mi tiempo eran cintas de color.
ResponderEliminarSan Blas, patrón de los Otorrinos, creo que os protege adecuadamente, ya que no hace tantos milagros como para mandaros a todos al paro ;). Además del santo, os necesitamos y en estos tiempos de fríos, mucho más. ¡Feliz día de San Blas!
Las gargantillas, en la mayoría de los sitios, son de distintos colores, efectivamente; ésta, corresponde a un pueblo de Badajoz donde las elaboran así. En cuanto a los milagros, ahora que hay epidemia de gripe, te das cuenta que la gente no confía en absoluto en San Blas para que les cure, sino que acude en masa a los hospitales llegando a colapsarlos en muchas ocasiones. Un saludo y que el santo te proteja y te libre de la gripe.
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