martes, 31 de mayo de 2022

Amores extraños I

 

       En aquel pueblo sólo había dos bares y ambos tenían nombres muy evocadores: “La morada de los dioses” y “La taberna de felicidad”, ¡casi nada!, claro que la gente los conocía con el nombre de los dueños, de ahí que para referirse a ellos comentaban:  Vamos a “Ca” de Manolo, o nos vemos donde “la Dori”.

   Bueno, pues en uno de ellos, a la hora de las cañas o vinos de mediodía –esto de pasar por el bar antes de comer, es una afición muy arraigada entre los españoles- se reencontraron dos viejos amigos, Juan y Jero, tras muchos años sin verse; ambos residían fuera del lugar por cuestiones laborales y, tras los saludos iniciales, continuaron hablando de diversos asuntos, entre ellos la familia.

 -       Nosotros estamos todos bien, dijo Jero, excepto mi hijo pequeño. El pobre está fatal.

-       ¿Está enfermo? Preguntó el amigo, alarmado.

-       No, no se trata de un problema de salud. Tiene mal de amores. Ha estado viviendo con una chica dos años y todo iba muy bien. Los dos trabajaban; estaban muy enamorados, eso creía yo al menos; vivían en un piso muy curiosito…, todo les iba de maravilla, y resulta que hace unos días lo han dejado.

 -       Eso es algo muy normal…el pan nuestro de cada día -respondió Juan- Lo de enamorarse para siempre era propio de nuestra generación. Ahora, los amores son muy efímeros, pero eso no es auténtico amor sino enamoramiento, pasión. Una vez, alguien escribió que el enamoramiento, ese “amor eterno”, que cree tener la gente al comienzo de una relación, no dura más allá de tres meses. A partir de ahí, disminuye la pasión y el amor pasa a una fase más sosegada. El problema es que hoy los jóvenes quieren que su amor sea siempre como el del principio, el amor pasional, y, como eso es imposible, algunos no se adaptan a esta nueva fase más reposada, de ahí que muchos lo dejen y busquen un nuevo amor para empezar desde el principio.

    Tu hijo es joven y el tiempo es un gran aliado para estas cosas, seguro que pronto encuentra otra novia y se olvida de esta que dices, así que no te preocupes demasiado.

    Jero, tras escuchar las palabras del amigo, se extrañó de su sapiencia sobre las fases del amor y hasta se fijó en lo que estaba bebiendo, por si  era alguna cosa extraña y por eso estaba tan inspirado, pero comprobó que sólo era cerveza y de la misma marca que la suya. 

 -        ¡Eso espero!, dijo el padre del afectado. Lo que ocurre es que la separación es reciente y ha sido muy traumática, por eso está tan afectado. Fue ella quien le ha dejado, ¿sabes cómo se lo dijo? ¡con un triste whatsapp! Ellos viven en la ciudad, el fin de semana pasado, el viernes por la tarde, los dos se fueron a ver a los padres, cada uno a su pueblo, ella no es de aquí, algo que ya habían hecho anteriormente muchas veces, y el domingo a mediodía, ya ves, sólo día y medio más tarde, mi hijo recibió un mensaje en el móvil que ponía: “Andrés, no quiero seguir contigo, así que vamos a dejarlo. Ya he recogido todas mis cosas del piso, he hablado con el dueño y le he pagado medio mes de alquiler por adelantado. Así que no debo nada. Si quieres seguir viviendo allí, habla con él y os entendéis. No intentes llamarme porque no te voy a contestar”.


 -       ¿Y no le ha dado explicación alguna?, preguntó Juan extrañado.            ¿Habían reñido previamente?

-    ¡Nooo! ¡Nada de nada! Contestó el padre de Andrés, así que el chico está desmoralizado. Ha intentado hablar con ella varias veces y le ha mandado al menos dos docenas de mensajes con el móvil, pero ella lo ha bloqueado en el teléfono y no contesta. Yo le he dicho que no siga haciéndolo, no sea que encima lo tome como un acoso y lo denuncie. Ya sabes que estas cosas a veces pueden ser consideradas hasta un delito.

-       ¡Pobre muchacho!, sí que tiene que estar fastidiado, afirmó Juan. Cuando en una relación, uno de los dos decide terminarla y es mínimamente educado, lo que tiene que hacer es explicar el motivo, o los motivos si son varios, a la pareja…yo que sé: He encontrado a otro/a que me gusta más...o, simplemente, se acabó el amor…o roncas, sueñas en alto y siempre acabas en el medio de la cama mientras que yo acabo en un lado a punto de caerme, o no me gusta tu peinado…algo. cuando dos personas han estado conviviendo un tiempo, debe haber un mínimo de respeto. Despedirse así, con un simple whatsapp, sin dar explicación alguna, es muy cómodo sí, pero es un acto muy cobarde.

 -       Yo pienso lo mismo que tú, respondió el padre del abandonado. Pero a la gente de ahora, esto le               parece muy normal.  Ya ves, a ella le han bastado media docena de líneas para acabar con dos años         de relación, y tan contenta..

-        De todos modos, siempre podemos sacar una enseñanza positiva de todo lo que nos pasa  -continuó hablando Juan, que aquel día estaba muy inspirado-  esto le va a servir de experiencia a tu hijo…desagradable, eso sí. Cuando salga con otra chica, además del físico, va a procurar, sin duda alguna, que sea una persona madura y formal.

-       ¡Mira!  Yo no pido la excelencia -contestó Jero -, con que sea normal me conformo.

-   ¿Cómo se conocieron?, preguntó Juan, con curiosidad. Si la cosa ha acabado así, supongo que el comienzo tampoco debió ser muy allá.

-        ¡Pues sí! Andas muy acertado, respondió el amigo. El inicio tampoco fue muy normal. Mi hijo tenía una novia muy maja, nosotros la conocíamos, y un día, viniendo de Madrid en el tren, coincidió con ésta última, que era su compañera de asiento; por lo visto, hablaron bastante durante el trayecto, cosa rara, porque hoy la gente, durante los viajes, anda a lo suyo con el móvil o el ordenador  y a los compañeros de asiento ni los miran; ella había roto recientemente con un novio, en este caso la abandonada había sido ella y debía estar muy receptiva; se intercambiaron los números de los móviles, mantuvieron el contacto los días sucesivos hablando por teléfono y mediante whatsapps, quedaron en verse ya el fin de semana siguiente y mi hijo, de un día para otro, decidió acabar su relación con la anterior.

   También se lo comunicó mediante un whatsapp; aunque él, al menos, lo hizo bien y le dio las explicaciones oportunas. A partir de ahí, empezó a salir con la otra y antes de un mes ya habían alquilado un piso y vivían juntos. Todo muy precipitado como puedes ver. Yo pensé, con esos antecedentes, que la cosa no iba a durar nada, pero ya ves…han estado dos años conviviendo y muy bien según mi hijo; de ahí la extrañeza de lo ocurrido.

   Si te soy sincero, continuó Jero con la charla, a veces, cuando veo estas historias, tengo serias dudas de si estos comportamientos son raros, o el raro soy yo que vengo otra época.

       Juan, escuchaba con atención al amigo y contestó:

 -   Si hablamos de rarezas, confieso que tampoco estoy seguro si los raros somos nosotros que no estamos adaptados al mundo actual, lo son nuestros hijos, o todos lo somos por igual. Pero la convivencia de las parejas, en su día a día, no ha cambiado mucho. El éxito de una relación se basa en el amor y el respeto por parte de ambos, y eso siempre ha sido así. Lo único que han cambiado son las formas. Antes, cuando te gustaba una chica y la pretendías, llevaba mucho tiempo formalizar una relación, y para poder vivir juntos había que casarse previamente tras un largo noviazgo, porque si no estábamos en pecado e íbamos al infierno; ahora, en cambio, ya ves, apenas había pasado un mes, ya vivían juntos, y, seguramente, lo de casarse ni se les había pasado por la cabeza. Si es verdad lo del infierno, como nos decían a nosotros, a estas alturas, allí ya no debe caber ni un alfiler.

   Siguió un momento de silencio que los dos amigos aprovecharon para beber cerveza, y, mientas tanto Juan, en sus pensamientos, hizo un balance sobre lo que acababa de oír. Andrés, el hijo de Jero, dos años atrás, repentinamente, decidió dejar a la novia, se lo había comunicado a través de un mensaje, mediante el móvil evitando así dar la cara y no tener que decírselo personalmente, y eso le había parecido muy correcto. 

  En cambio, ahora había probado la “misma medicina”, recibiendo un whatsapp por parte de la segunda exnovia, indicándole que ya no quería seguir con él, y eso le había parecido una auténtica canallada. ¡Hay que ver cómo cambia la percepción de las cosas dependiendo del lado desde donde las miras!

-     De todos modos, continuó hablando Juan tras la pausa, te quejas de lo extraño que ha resultado lo de tu hijo, pero si hablamos de amores extraños, los de antes tampoco se quedaban atrás. Reconocerás que lo tuyo con Pepa, fue de todo menos normal.

   Jero, al escuchar el comentario de Juan, no pudo disimular una sonrisa a la par que asentía recordando las cuitas y avatares que tuvo que pasar para intentar formalizar su relación con Pepa. Al ser amigos desde la adolescencia, Juan había sido testigo directo de la operación “enamorar a Pepa” años atrás; una empresa tremendamente laboriosa, un auténtico maratón sentimental que, si hubiera tenido lugar en la actualidad, donde el esfuerzo ha dejado de ser una virtud, seguramente no hubiera sucedido.

   Hoy día, el interés de los chicos/as por el sexo contrario comienza en la adolescencia, pero a esas edades, en la época de Juan y Jero, las relaciones entre ambos sexos eran casi inexistentes: los chicos, cuando eran adolescentes, estaban sólo con los chicos, y las chicas con las chicas. El fenómeno del enamoramiento ocurría, habitualmente, más tarde, al alcanzar la edad adulta.

    Remontándonos a los años mozos de Jero y Juan, entonces, aunque ya había comenzado el éxodo de la gente del campo a la ciudad, los pueblos aún mantenían unos niveles de población aceptables y se veían bastantes jóvenes por sus calles. Gracias a ello, pudo encontrar Jero en el pueblo a su enamorada: Pepita Sánchez, conocida por todos como “Pepa”.

   Esta cercanía, que a primera vista podría parecer una ventaja, distaba mucho de serlo. Aquello, desde el primer momento, se convirtió en una larga carrera de obstáculos, constituyendo el principal escollo a superar la fuerte oposición del padre de la chica que, ironías del destino, era y se llamaba Severo.

   Actualmente, en los pueblos pequeños, como los de nuestra zona, apenas hay jóvenes; mas, al contrario de lo que podría pensarse, resulta más fácil encontrar pareja que antes. Gracias a las redes sociales, el ámbito de acción para buscar pareja casi no tiene límites, resultando a veces más sencillo emparejarse con una mujer de otro continente; pongamos como ejemplo una colombiana, por ser una hispanohablante, que con una vecina del lugar.

   Pero cuando Jero era joven, el campo de acción de los aspirantes a encontrar novio/a, casi nunca sobrepasaba los límites del pueblo, o, en todo caso, de la comarca. O te casabas allí, o había muchas posibilidades de quedarte soltero.