La Marimanta
Dentro de las leyendas, encontramos una
serie de seres fantásticos como el coco, el hombre del saco o el sacamantecas, que
tenían una misión “pedagógica”, ya que el fin de estas narraciones, que tenían
de protagonistas a estos personajes míticos, era amedrentar a los niños para
evitar que se vieran envueltos en situaciones de peligro.
Uno de estos entes “asusta niños”, muy
conocido en el pueblo, era La Marimanta; un ser sobrenatural que vivía en los
pozos.
A los niños, se nos advertía con frecuencia:
“No te asomes a los pozos; porque si lo haces, la Marimanta te coge por los
pelos, te arrastra hasta el fondo y no volvemos a saber de tí”.
Nadie sabe, con exactitud, cómo es La
Marimanta. Cuando nos asomamos a un pozo clásico, con pocos metros de
profundidad, de los que hacían nuestros antepasados manualmente a pico y pala;
si tiene el brocal estrecho, cuando el nivel del agua está bajo, vemos en el
fondo una inquietante oscuridad. En cambio, si es poco profundo, o el pozo está
lleno, lo que apreciamos es la superficie de unas aguas tranquilas que reflejan
la claridad del exterior: el cielo y la silueta de quien se asoma.
Tanto en uno como en otro caso, es imposible
ver el fondo del pozo y lo que se esconde bajo la superficie del agua; por
ello, resulta fácil imaginar que La Marimanta more en las profundidades de los
pozos y no podamos verla…pero ¿cómo vive? ¿Cómo respira? ¿Qué come cuando no
tiene niños que llevarse a la boca?
Como
quiera que estamos ante un ser mítico, estas preguntas tan racionales y
mundanas no encuentran respuesta; estamos ante un enigma muy difícil de resolver.
Nadie
sabe, realmente, qué aspecto tiene este ser tan extraordinario, y, cuando
alguien se aventura a describirlo, ofrece unas explicaciones muy imprecisas; de
hecho, si preguntamos a dos personas distintas, sobre La Marimanta, comprobamos
que las respuestas, en ambos, casos no son coincidentes, lo cual es lógico si
consideramos que ninguna de ellas ha tenido oportunidad de enfrentarse ante esta
fiera; estamos ante un ser fantástico del que tenemos conocimiento sólo de
“oídas”, no de haberlo visto -Al ser personaje de leyenda es imposible
verlo, ya que, si alguien lo hubiera visto, dejaría de ser una leyenda y pasaría
a ser una realidad-.
Claro
que, si se indagamos un poco, en ocasiones, nuestra curiosidad obtiene
recompensa.
Una
vez, conocí a una persona que afirmaba haber visto a La Marimanta y pudo
describirla con todo detalle, sin titubear ¿Estábamos ante el fin de la
leyenda?
Los
hechos ocurrieron así:
Un
día, en un pueblo de nuestra comarca, estaba una abuela con su nieto de corta
edad en la huerta y ésta decidió aleccionar al niño para que no se acercase al
pozo, intentando así evitar que pudiera caer al mismo.
Una
vez que se acercaron al mismo, se asomaron dentro para poder ver el agua y
ella, empleando un tono de voz muy serio, comenzó a hablar al nieto de este
modo:
Un pozo clásico |
- Los niños, cuando
están solos, nunca deben asomarse a los pozos porque en ellos vive La Marimanta.
Si lo hacen, ésta sale, los agarra por los pelos, los lleva al hondón y después
que se ahogan, se los come crudos. Como comprenderás, yo no quiero que te pase
una cosa tan terrible, así que ya lo sabes;
cuando estés solo, no te asomes a ningún pozo para evitar que no te coja
a ti.
Lejos
de asustarse, el niño se sintió embargado por una gran curiosidad y, con gran
atención, se puso a mirar las profundidades del pozo mientras preguntaba a la
abuela:
-
¿Cómo es La Marimanta? Yo quiero verla.
-
¡De ningún modo! Exclamó la abuela, muy contrariada por la poca credibilidad que
sus palabras habían obrado en el nieto.
Había intentado infundir al nieto temor y respeto hacia los pozos, y veía
que sólo había conseguido despertar su atención hacia los mismos.
-
Es mejor que nunca la veas -continuó hablando la abuela- Te ibas a asustar
mucho. Yo, la verdad es que no la he visto nunca, pero debe tener un aspecto
horrible. Como vive en el fondo de los pozos, seguro que tiene el cuerpo
cubierto de escamas; además, en vez de dedos supongo que debe tener unas garras
tremendas para poder coger a los niños y que no se le escapen, una vez que los
ha atrapado; así como una boca grande, con unos dientes largos y afilados para
poder comérselos.
Pero
tú tienes que estar tranquilo y no asustarte para nada, ella sólo vive en los
pozos y nunca sale de allí. Únicamente hay peligro, si te acercas a uno de ellos
estando solo.
El nieto, lejos de asustarse, observaba con
gran atención el interior del pozo intentando atisbar al monstruo, en la
profundidad, a través del agua; de pronto, aterrorizado, dio un fuerte grito y
se alejó de allí, chillando fuertemente, hasta un extremo de la huerta.
La
abuela, muy extrañada, corrió tras él para tranquilizarlo. Ella pretendía
amedrentar un poco al niño para evitar que se asomara a los pozos, pero no
hasta ese extremo; nunca llegó a pensar que sus palabras hubiesen producido tal
pavor a su nieto.
Cuando
lo alcanzó, comprobó que se encontraba muy asustado, y respirando agitadamente,
tras la rápida carrera.
-
¿Pero bonito? Preguntó la abuela- ¿Te
has asustado por lo que te he dicho?
-
¡Abuela! ¡La he visto! ¡La he visto! ¡He visto a la Marimanta!, gritaba el niño,
con palabras entrecortadas. Pero no es
como tú dices…es una vieja horrible…está en el fondo del pozo y ha cogido un
niño como yo
La
abuela, rápidamente, comprendió que su nieto había divisado en el interior del
pozo algo real; aunque no se trataba de ningún ser fantástico. Lo que éste
había visto, que tanto le había asustado, eran sus propias caras reflejadas en la
superficie del agua, mientras los dos estaban asomados al pozo.
El problema era que él afirmaba haber visto
dos seres: un niño como él, lo cual estaba fuera de toda duda, ya que era su
propia imagen reflejada en la superficie del agua, pero… la otra persona…la
vieja horrible, a quien el niño había identificado con la Marimanta, era el
reflejo de ella misma, y esto la disgustó mucho,
De todos modos, si el niño insistía en haber
visto a La Marimanta, y ya creía en ella ¿Por qué contradecirle? ¿Acaso no era
lo que pretendía?
Curioso, como todo que nos relatas. Quiero decir que en La Zarza no era la Marimanta, allí era la Vieja del Cazo, que además de morar en los pozos, donde parece que tenía su residencia fija, era en el el Pozo Airón (pozairón) una peculiar fuente abierta donde había que descender algunos peldaños de escalera para llegar al nivel del agua. Nivel cambiante según fuera invierno o verano.
ResponderEliminarEstos personajes "asustaniños", existían en todos los pueblos y es curioso cómo, a pesar de la proximidad, en cada lado recibían un nombre diferente; sin embargo, en todos los sitios tenían el mismo fin: asustar a los niños para que no cometieran imprudencias y así protegerlos de los peligros. Un saludo
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