jueves, 21 de abril de 2016

El Puente de Palo

   Esto pasó en Barrueco, hace mucho tiempo. Un día, en el desván de su casa, un hombre, entre los múltiples trastos que allí guardaba, encontró un recipiente de barro que contenía unos garbanzos que llamaban la atención por lo gordos que eran; pero, había un problema,  no sabía cuánto tiempo llevaban  allí guardados y, además, desconocía su procedencia.
   Decidió sembrarlos en un huerto que tenía a la trasera de su casa y, mira por donde, éstos crecieron al revés. Esto es, las matas crecieron hacia adentro, hacia la tierra. Un hecho tan extraño fue muy comentado en toda la comarca y todos los días gran cantidad de gente  visitaba  el huerto nuestro paisano para admirar tan extraño fenómeno.
   El dueño de los garbanzos, harto de tanta visita, un día decidió recoger la cosecha.
   - No deberíamos comer los garbanzos, decía su mujer. Mira que son muy raros y no van a estar buenos. A ver si nos va a pasar algo.
   -Tonterías, dijo el hombre. Son gordos y buenos; yo, por lo menos, me los voy a comer. Mañana mismo haces un puchero. Tú, si no quieres, no los comas. 
 Al día siguiente, la esposa hizo un cocido con los garbanzos y el marido, que los encontró exquisitos, se dio un auténtico atracón  engullendo dos platos bien colmados.  
- ¿Que tal están?, preguntó la mujer, con gran curiosidad.
  - Muy buenos, ama.
  - No estoy tranquila. Te va a pasar algo.
  - ¡Qué me va a pasar! ¡Bicho malo, nunca muere! Lo dice el refrán.
   A las dos horas el hombre tenía unos retortijones que le hacían quejarse lastimeramente.
  - ¡Aaaay! ¡Qué malo estoy! Creo que he comido demasiados garbanzos.
     Las mujeres, como siempre, en vez de mostrarse comprensivas y compadecer a los maridos cuando lo requiere la ocasión, les abroncan a estos cuando creen tener la razón de su parte, y, como era evidente que en este caso la tenía, no estaba dispuesta a dirigirse al doliente esposo,  precisamente, con dulzura y cariño.
  - ¡Pero si es que eres un animal! Ya sabía yo que te iban a sentar mal.  ¿Dónde  se ha visto que unos garbanzos crezcan hacia abajo y, menos, que llegue un animal como tu y encima se los coma? No es que me alegre porque te haya pasado esto, pero te está bien empleado.             
-   Lo que pasa es que estoy empachado - respondió el hombre que se sujetaba con ambas manos la barriga- . Llama al vecino, anda. Cuando a las vacas les pasa esto les soba la panza, les da una purga, y “las templa” muy bien.
-   Lo hará con las vacas, pero ¡como lo va a hacer con una persona! Claro que tu, con lo animal que  eres, qué diferencia puede haber! ¡Mira que comerse los garbanzos! ¡A ver si aprendes y, otra vez que te avise, haces caso! Anda, voy a llamarlo.
Vino el vecino, le dio una infusión de hierbas que él preparaba para estas ocasiones, le sobó la panza como a sus vacas, y pasó lo que tenía que pasar. Nuestro paisano empezó a echar por “salva sea la parte”, una gran cantidad de garbanzos, con matas y todo.
    Echó tantas matas, que con la madera tuvo leña para todo el invierno. Además, creo que aún sobró algo. Dicen las crónicas que con la que sobró se construyó el "Puente de Palo".

Nota: El Puente de Palo existe, está en el camino viejo de Barruecopardo a Saucelle. Antes de que se hiciese la carretera actual, era el principal camino que comunicaba ambos pueblos. El puente que salva el regato de Las Casa Santas que, procedente de Barrueco, pasa por allí en dirección al Huebra, es el mencionado Puente de Palo.

    Actualmente es de hormigón, pero hubo una época en la que estaba construido de troncos de madera (obviamente, no de matas de garbanzos), de ahí el nombre de Puente de Palo (Lo del puente, es real. Lo de los garbanzos es un cuento popular).













6 comentarios:

  1. La próxima vez que vaya por la zona, trataré de pasar por el Puente de Palo, aunque ahora sea de hormigón. Y si llevo acompañante/s pararé y les contaré allí mismo tu relato.
    Estos relatos, estas historias populares, ciertas o no, exageradas o no, tienen grandes dosis de sabiduría y mucho buen humor y guasa, tan necesaria en estos tiempos que corren.
    -Manolo-

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  3. Me alegro que te hayan gustado esta "lección de geografía local".
    Un saludo

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  4. A quienes se le ocurre comer tantos garbanzos. Muy bueno.

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  6. Ya sabes, si un día te ofrecen garbanzos y desconoces su procedencia, no te fíes.

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