Asuntos divinos y profanos II
Una voz “celestial”
No hace mucho tiempo, en un pueblo de Extremadura, tuve ocasión de
leer un letrero, que el cura había colocado en la puerta de la iglesia, con el siguiente aviso: “Apaguen el móvil durante la misa. Para
hablar con Dios, no lo van a necesitar”. Esto me hizo recordar una anécdota
que ocurrió hace ya bastantes años.
Todos sabemos que los caminos de Dios son inconmensurables, y que Éste puede manifestarse de las más
diversas formas; pero hay modos de hacerlo que nunca, por mucha
imaginación que le echemos al asunto, podemos sospechar que ocurra, tal como sucedió aquel día.
Situémonos
en 1970. En esta época, existía en Barruecopardo un instituto de bachillerato elemental que
dependía del homónimo de Ciudad
Rodrigo. Un día, debían ser entre las
cinco y
-
Entonces el
Señor dijo…, e hizo un silencio calculado, antes de reproducir, con solemnidad,
las palabras dichas por Dios).
Nosotros permanecíamos muy atentos, para
escuchar lo que había dicho Dios, y
pudimos oír, con toda claridad, las siguientes palabras:
-
¡Vaaca, vaaca veeee! ¡Como te dé un estacazo, vas a ir
por donde yo te diga! (Esto es lo que
oímos los alumnos, tras la introducción que había hecho el cura).
Obviamente, estas palabras no salieron de la
boca de nuestro profesor de religión. Las había dicho un hombre que pasaba con sus vacas, en ese momento, por la calle; una de ellas debió
desmandarse un poco y su dueño, para restablecer el orden en el rebaño, le dedicó esos
improperios. El momento coincidió,
exactamente, con el preámbulo que había hecho el profesor, para transmitirnos las
palabras divinas, y el resultado fue que
los alumnos lo único que llegamos a oír fueron las amenazas que dedicó
el dueño a su vaca.
El
profesor también oyó las voces del paisano, se dio cuenta de lo
ocurrido y, ante nuestras risas, quiso
guardar la compostura, intentando mostrar enfado por lo sucedido; pero se tapaba la boca con el libro que tenía en la mano para disimular una risa floja que intentaba contener.
- ¡Dios no dijo eso, os lo aseguro! Aclaró el
cura, que ya no podía disimular una risa franca.
Como siempre tus historias, tus recuerdos tan interesantes comodivertidos.
ResponderEliminarSaludos,
-Manolo-
Alguna vez que me he reencontrado con antiguos compañeros; recordando anécdotas de esa época, una de las que nunca ha faltado es ésta de la vaca.
EliminarUn saludo