miércoles, 8 de mayo de 2019


La Marimanta


   Dentro de las leyendas, encontramos una serie de seres fantásticos como el coco, el hombre del saco o el sacamantecas, que tenían una misión “pedagógica”, ya que el fin de estas narraciones, que tenían de protagonistas a estos personajes míticos, era amedrentar a los niños para evitar que se vieran envueltos en situaciones de peligro.
   Uno de estos entes “asusta niños”, muy conocido en el pueblo, era La Marimanta; un ser sobrenatural que vivía en los pozos.
   A los niños, se nos advertía con frecuencia: “No te asomes a los pozos; porque si lo haces, la Marimanta te coge por los pelos, te arrastra hasta el fondo y no volvemos a saber de tí”.

   Nadie sabe, con exactitud, cómo es La Marimanta. Cuando nos asomamos a un pozo clásico, con pocos metros de profundidad, de los que hacían nuestros antepasados manualmente a pico y pala; si tiene el brocal estrecho, cuando el nivel del agua está bajo, vemos en el fondo una inquietante oscuridad. En cambio, si es poco profundo, o el pozo está lleno, lo que apreciamos es la superficie de unas aguas tranquilas que reflejan la claridad del exterior: el cielo y la silueta de quien se asoma.
   Tanto en uno como en otro caso, es imposible ver el fondo del pozo y lo que se esconde bajo la superficie del agua; por ello, resulta fácil imaginar que La Marimanta more en las profundidades de los pozos y no podamos verla…pero ¿cómo vive? ¿Cómo respira? ¿Qué come cuando no tiene niños que llevarse a la boca?
Como quiera que estamos ante un ser mítico, estas preguntas tan racionales y mundanas no encuentran respuesta; estamos ante un enigma muy difícil de resolver.
Nadie sabe, realmente, qué aspecto tiene este ser tan extraordinario, y, cuando alguien se aventura a describirlo, ofrece unas explicaciones muy imprecisas; de hecho, si preguntamos a dos personas distintas, sobre La Marimanta, comprobamos que las respuestas, en ambos, casos no son coincidentes, lo cual es lógico si consideramos que ninguna de ellas ha tenido oportunidad de enfrentarse ante esta fiera; estamos ante un ser fantástico del que tenemos conocimiento sólo de “oídas”, no de haberlo visto  -Al ser personaje de leyenda es imposible verlo, ya que, si alguien lo hubiera visto, dejaría de ser una leyenda y pasaría a ser  una realidad-.
Claro que, si se indagamos un poco, en ocasiones, nuestra curiosidad obtiene recompensa.  
Una vez, conocí a una persona que afirmaba haber visto a La Marimanta y pudo describirla con todo detalle, sin titubear ¿Estábamos ante el fin de la leyenda?
Los hechos ocurrieron así:
Un día, en un pueblo de nuestra comarca, estaba una abuela con su nieto de corta edad en la huerta y ésta decidió aleccionar al niño para que no se acercase al pozo, intentando así evitar que pudiera caer al mismo.  
Una vez que se acercaron al mismo, se asomaron dentro para poder ver el agua y ella, empleando un tono de voz muy serio, comenzó a hablar al nieto de este modo:
Un pozo clásico

- Los niños, cuando están solos, nunca deben asomarse a los pozos porque en ellos vive La Marimanta. Si lo hacen, ésta sale, los agarra por los pelos, los lleva al hondón y después que se ahogan, se los come crudos. Como comprenderás, yo no quiero que te pase una cosa tan terrible, así que ya lo sabes;  cuando estés solo, no te asomes a ningún pozo para evitar que no te coja a ti.

Lejos de asustarse, el niño se sintió embargado por una gran curiosidad y, con gran atención, se puso a mirar las profundidades del pozo mientras preguntaba a la abuela:
- ¿Cómo es La Marimanta? Yo quiero verla.
- ¡De ningún modo! Exclamó la abuela, muy contrariada por la poca credibilidad que sus palabras habían obrado en el nieto.  Había intentado infundir al nieto temor y respeto hacia los pozos, y veía que sólo había conseguido despertar su atención hacia los mismos.
- Es mejor que nunca la veas -continuó hablando la abuela- Te ibas a asustar mucho. Yo, la verdad es que no la he visto nunca, pero debe tener un aspecto horrible. Como vive en el fondo de los pozos, seguro que tiene el cuerpo cubierto de escamas; además, en vez de dedos supongo que debe tener unas garras tremendas para poder coger a los niños y que no se le escapen, una vez que los ha atrapado; así como una boca grande, con unos dientes largos y afilados para poder comérselos.  
Pero tú tienes que estar tranquilo y no asustarte para nada, ella sólo vive en los pozos y nunca sale de allí. Únicamente hay peligro, si te acercas a uno de ellos estando solo.

   El nieto, lejos de asustarse, observaba con gran atención el interior del pozo intentando atisbar al monstruo, en la profundidad, a través del agua; de pronto, aterrorizado, dio un fuerte grito y se alejó de allí, chillando fuertemente, hasta un extremo de la huerta.
La abuela, muy extrañada, corrió tras él para tranquilizarlo. Ella pretendía amedrentar un poco al niño para evitar que se asomara a los pozos, pero no hasta ese extremo; nunca llegó a pensar que sus palabras hubiesen producido tal pavor a su nieto.
Cuando lo alcanzó, comprobó que se encontraba muy asustado, y respirando agitadamente, tras la rápida carrera.
- ¿Pero bonito?  Preguntó la abuela- ¿Te has asustado por lo que te he dicho?
- ¡Abuela! ¡La he visto! ¡La he visto! ¡He visto a la Marimanta!, gritaba el niño, con palabras entrecortadas.  Pero no es como tú dices…es una vieja horrible…está en el fondo del pozo y ha cogido un niño como yo

La abuela, rápidamente, comprendió que su nieto había divisado en el interior del pozo algo real; aunque no se trataba de ningún ser fantástico. Lo que éste había visto, que tanto le había asustado, eran sus propias caras reflejadas en la superficie del agua, mientras los dos estaban asomados al pozo.
 El problema era que él afirmaba haber visto dos seres: un niño como él, lo cual estaba fuera de toda duda, ya que era su propia imagen reflejada en la superficie del agua, pero… la otra persona…la vieja horrible, a quien el niño había identificado con la Marimanta, era el reflejo de ella misma, y esto la disgustó mucho,

 De todos modos, si el niño insistía en haber visto a La Marimanta, y ya creía en ella ¿Por qué contradecirle? ¿Acaso no era lo que pretendía?                  

2 comentarios:

  1. Curioso, como todo que nos relatas. Quiero decir que en La Zarza no era la Marimanta, allí era la Vieja del Cazo, que además de morar en los pozos, donde parece que tenía su residencia fija, era en el el Pozo Airón (pozairón) una peculiar fuente abierta donde había que descender algunos peldaños de escalera para llegar al nivel del agua. Nivel cambiante según fuera invierno o verano.

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  2. Estos personajes "asustaniños", existían en todos los pueblos y es curioso cómo, a pesar de la proximidad, en cada lado recibían un nombre diferente; sin embargo, en todos los sitios tenían el mismo fin: asustar a los niños para que no cometieran imprudencias y así protegerlos de los peligros. Un saludo

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