Una
vez tres cazadores formaron una partida para ir a cazar al lobo, tuvieron
suerte, abatieron un buen ejemplar y, mira por donde, los tres querían la piel
del animal.
“Pa” mí…”pa” ti…”pa” ti…”pal” otro…, estuvieron
discutiendo un buen rato a ver cuál de los tres tenía más derecho a quedarse
con la pelleja del animal y, como no llegaban a ponerse de acuerdo,
determinaron acudir al juez para que decidiera cuál de ellos se quedaba con la
piel.
El juez lo pensó un poco, miró a los tres
hombres y dijo:
- Aquel de los tres que diga la mejor
sentencia, se llevará la piel del lobo.
Llegó
uno y dijo:
- Yo creo, señor juez, que este lobo que
hemos “matao”, ha comido más de crudo que de “asao”.
Otro dijo lo siguiente:
- Sr. Juez, este lobo que hemos “matao”, ha
dormido más al raso que bajo “tejao”.
El tercero, a su vez, dijo:
- A este lobo que hemos “matao”, nadie le ha
dado peor rato que el que nosotros le hemos “dao”.
- Para ti es la piel, dijo el juez al último.
Y se
acabó.
Este cuento, que nos contaban de pequeños, es un ejemplo de narraciones tradicionales donde el factor a destacar es el ingenio de las personas. Como podemos ver, en este caso, el juez no tuvo duda alguna en adjudicar la piel del lobo al que dijo la última sentencia,
Actualmente, en nuestra comarca, salir a cazar al lobo es algo totalmente impensable ya que estos animales, al sur del Duero, están incluidos en el listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, y si alguien osa hacerlo, aunque le haya comido medio rebaño de ovejas, está expuesto a fuertes sanciones económicas por parte de la autoridad y, con toda seguridad, acabará siendo acusado, por las organizaciones ecologistas, de haber cometido un crimen de lesa humanidad.
Sin embargo, si alguien es algo antojadizo y
un día quiere darse el capricho de abatir a un “lobito bueno, al que
maltrataban todos los corderos”, como decía el poema de José Agustín Goytisolo, al norte del
Duero sí que puede hacerlo, ya que en determinadas comarcas es considerado una especie
cinegética de caza mayor. Claro que para ello son necesarios una serie de
trámites, así como las bendiciones de la Junta de Castilla y León que es quien
determina el cupo de ejemplares que pueden abatirse cada año en la Comunidad,
con el fin de evitar que haya una “superpoblación lobera” en el territorio;
previo pago, eso sí, de unos cuantos euros -“sólo” unos miles-
Cazar lobos no es fácil. Pretender hacerlo mediante las modalidades de rececho (acercarse sigilosamente al animal y pillarle despistado, para matarlo cuando está a tiro, o a salto de mata, es extremadamente difícil, por no decir imposible. Son de tendencia muy esquiva y procuran vivir alejados del hombre -tienen sobradas razones para ello-, además, están dotados de una vista y un olfato muy desarrollados que le son sumamente útiles para cazar a sus presas, y para protegerse de los cazadores.
Si un cazador sale al campo con la
pretensión de cazar lobos, siguiendo alguno de los métodos anteriores, estos animales, como son capaces
de verle y olfatearle a larga distancia, se alejan a toda prisa del lugar sin que aquel
tenga siquiera la oportunidad de verles el pelo.
Al lobo suele cazársele en la modalidad de aguardo, que consiste en esperarle en un sitio determinado al que acude habitualmente a comer, porque se le ha echado comida allí previamente durante un tiempo y, cuando tiene hambre, se ha acostumbrado a acercarse hasta ese lugar a nutrirse; o al acecho, en este caso,el objetivo consiste en esperarle durante la noche, en alguna vereda o sitio donde es sabido que pasa habitualmente en sus corribandas nocturnas.
Para estos lances, el cazador ha de estar
debidamente camuflado y armarse, además de una buen escopeta o rifle, de mucha paciencia,
ya que puede tirarse horas esperando a que su víctima pase por allí si es que
pasa, ya que puede haber cambiado de planes y tomar otro camino dejando al cazador,
sea legal o furtivo, compuesto y sin pieza cobrada.
Eran
tiempos en los que ser ganadero y vivir del campo era casi una labor heroica
ya que muchas veces ganaban lo justo para sobrevivir a pesar de desarrollar un
trabajo que resultaba muy duro y con unas jornadas laborales que a veces eran
interminables.
Durante el día, los pastores pasaban el día entero
en el campo, expuestos a soles, lluvias, vientos, tormentas, heladas… cuidando
los rebaños de los posibles ataques del lobo y también de posibles robos por
parte de los cuatreros, que también los había; para cuidar el ganado, casi
siempre tenían perros de todo tipo, desde mastines hasta perros pulgosos de
raza incierta, que les ayudaban a proteger los rebaños. Y durante la noche,
guardaban el ganado en corrales, para tenerlo a buen recaudo. Sabían
que el peligro del lobo siempre estaba presente, y por ello debían mantener las
reses siempre protegidas.
A las vacas y a sus becerros no solía
atacarlos ya que estos animales son más corpulentos y la naturaleza les ha
proporcionado unos largos cuernos con los que, llegado el caso, se defienden
eficazmente -para que luego digan que el tamaño no importa y que los cuernos son malos-
Cuando ocurría alguna Lobada, que es como eran conocidos los ataques del lobo al ganado, eso era un signo inequívoco de que algún lobo andaba en las cercanías. Es sabido que una vez que el lobo ha probado la carne de cordero o cabrito, lo habitual es que repita, de modo que, cuando vuelve a tener hambre, reincide en atacar otro rebaño y se olvida de andar por los montes y barrancos buscando jabalíes y ciervos, a quienes les cuesta mucho cazar.
- Como podemos ver, tal como ocurre con los
humanos, su naturaleza le inclina a ser comodón y realizar el menor esfuerzo
posible; otra característica, que comparte con el hombre, es que, cuando come un
buen lechazo, indefectiblemente, repite la experiencia-
Bueno,
pues cuando había alguna lobada, la solución que buscaban nuestros antepasados
era deshacerse del lobo, cazándolo, empleando para ello lo que se conocían como
“corrales de lobos”.
Corral de lobos (Saucelle) |
Los muros de estos corrales eran muy altos y
por ello, en la parte exterior de los mismos solía haber alguna escalerilla construida aprovechando las propias piedras de la pared
procurando que sobresalieran de la misma, cuyo fin era facilitar que el lobo pudiera
subir con facilidad a la parte alta del muro y desde allí saltara al interior.
- ¿Y por
qué iba a saltar el lobo al interior del corral? Puede preguntarse alguno.
La respuesta a ello es que estas construcciones se hacían para cazarlo siguiendo una técnica muy similar al aguardo, pero sin la figura del cazador pudiente dispuesto a pegarle un tiro al lobo, por un puñado de euros. Los corrales de lobos se construían para tenderle una trampa a este malvado personaje de los cuentos, que consistía en dejar, en el interior del corral, alguna oveja vieja o enferma como cebo, durante la noche, para que llamara la atención del depredador y este la cazara.
La gran altura de los muros,
sin ninguna arista donde apoyarse así como las piedras planas de la parte
alta del mismo, sobresaliendo del borde superior de la pared, impedían que pudiera salir de allí, quedando atrapado hasta la mañana siguiente.
Cuando el dueño de la oveja volvía a ver si la trampa había tenido éxito y comprobaba que allí había un lobo, supongo
que éste acababa malamente y su piel, tras ser curtida y debidamente preparada, acaba
siendo convertida en una alfombra o formando parte de un bonito abrigo.
Donde hay un magnífico corral de lobos, muy bien conservado, es en
Saucelle, muy próximo el antiguo camino de Barrueco a este pueblo; es de forma circular, tiene unos 12-15
metros diámetro y está construido con una imponente pared de piedra granítica de dos metros de
altura.
El que
los hombres de entonces se tomaran la molestia de construir un corral de lobos
tan espectacular, es un claro indicador de la gran cantidad de lobos que en su
día tuvo que haber en la comarca.
Curiosos esos corrales de lobos, que en La Zarza no recuerdo que hubiera alguno. Sí hay restos de corrales protectores del ganado, para ovejas, cabras, donde pasar la noche a salvo. Como se ve en estos restos existentes: VER VIDEO
ResponderEliminarAnoto: Zorro hembra y NO ZORRA
También que hay mucha similitud entre el lobo y el hombre. No confundir con el “hombre-lobo”.
Siempre se ha dicho que: “El hombre es un lobo para el hombre”
Cuánto aprendemos y disfrutamos con tus historias, anécdotas, cuentos y todas esas cosas que te contaron y que tan requetebién, amplia y documentalmente relatas.
Gracias
Hola Manolo, me alegra que te guste.
ResponderEliminarHe visto tu vídeo sobre las paredes de granito y me ha gustado mucho, es una buena muestra de la maestría con la que nuestros antepasados realizaban sus construcciones que no se limitaban a las paredes de los prados ni los casetos. No hemos de olvidar que las antiguas casas también se hacían de piedra, un material autóctono y abundante en nuestra zona.
Un saludo