La noche mágica
El día de San
Juan (24 de junio) es una festividad cristiana cuyo origen tienen poco que ver con el santo; la fiesta, aunque mantiene la huella de la celebración que hacían los celtas, en esta época del año, para festejar el Solsticio de Verano, tiene un
origen aún más remoto que hunde sus
raíces en la noche de los tiempos.
El Solsticio de Verano (21 de junio) es conocido, en el
hemisferio norte, como el “día más largo”, aunque esto no es real; todos los días
tienen 24 horas; la expresión hace referencia a que es el día
con más horas de luz natural, en detrimento de la oscuridad nocturna. Este hecho ocurre porque es en esta fecha,
cuando la Tierra, en su órbita anual alrededor del sol, alcanza el plano más vertical respecto al
mismo y ello determina que los rayos solares lleguen, a lo largo del día, durante un mayor espacio de tiempo a nuestro planeta.
El fenómeno del
solsticio, en la actualidad, tiene una explicación científica y apenas llama la
atención; pero ¿cómo lo vivían nuestros antepasados, hace
tres mil años?
En los pueblos
primitivos, todo aquello que no tuviera una explicación lógica era considerado
un hecho sobrenatural… algo mágico, y, a
lo largo del año, uno de los días más mágicos era el Solsticio de Verano, el
día con más horas de luz, cuando el dios sol muestra toda su fortaleza y la
transmite a las plantas, al agua, a los animales y a las personas.
Para los
celtas, los primeros pobladores
conocidos de nuestra comarca, la fecha del Solsticio de Verano era una noche
especial en la que veneraban al sol haciendo hogueras - el fuego es lo más parecido a los rayos solares - realizando, además, una serie de ritos relacionados con el agua y las plantas
que ese día adquirían unas propiedades especiales. Pretendían, con todo ello, preservar la salud del cuerpo y del espíritu.
En los inicios
del cristianismo, los Padres de la Iglesia pusieron gran empeño en suprimir
estas fiestas paganas, pero algunas estaban demasiado arraigadas y no lograron
su objetivo; entonces, optaron por cristianizarlas, de este modo, la fiesta
del Solsticio de Verano continuó celebrándose, pero la pusieron bajo la
advocación de San Juan pasando este santo a ser el
protagonista central de la misma, en detrimento del dios sol.
Aunque la
batalla para nominar la fiesta la ganó San Juan; aquellas ancestrales
costumbres que realizaban nuestros
antepasados, con ocasión del solsticio, se mantuvieron, y gran parte de ellas
han llegado hasta nuestros días.
Rituales para la noche de San Juan
Los rituales
realizados durante la noche de San Juan son muy abundantes y giran, casi todos ellos, alrededor de tres
elementos: El fuego, el reino vegetal y el agua.
Ritos del fuego
De todos los
ritos asociados a la víspera de San
Juan, los relacionados con el fuego son los
que más han perdurado y también los más extendidos pues, de una u otra forma, se siguen practicando en casi todos los
rincones de España.
El fuego purificador |
En algunos sitios
se queman trastos viejos, relacionándose esto con la renovación (desprenderse
de lo viejo); mientras que en otros lugares hacen hogueras con leña para
saltarlas. Se dice que el humo de estas
fogatas previene enfermedades y ahuyenta los malos espíritus.
Ritos
de agua
Igual que el fuego, el agua es otro de los principales símbolos de esta fecha. Se cree que el agua del mar, de las fuentes,
de los ríos y de los lagos, ese día tiene poderes especiales; por ello, bañarse esa noche, a la luz de la
luna, y beber de ciertas fuentes o,
simplemente, lavarse la cara con ese agua (en algunos lugares dicen que debe
proceder de siete fuentes distintas), sirve para asegurarse la salud todo el
año.
Ritos
vegetales
También son numerosos los ritos relacionados con el
mundo vegetal, algunos con un claro fin
“medicinal”.
En los días
previos al Solsticio de Verano, los rayos de sol inciden durante un gran número
de horas sobre la superficie terrestre, un
hecho que alcanza su punto máximo el propio día del solsticio; esta abundancia de luz determina que el agua y
las plantas (los otros seres vivos), estos
días, tengan unas virtudes especiales.
Si queremos
aprovechar esa energía especial, el día de San Juan es una fecha excelente para
salir al campo a recoger hierbas y plantas medicinales que servirán para
tratar muchas enfermedades. La recolección
ha de hacerse, preferiblemente, antes de la salida del sol, o en el momento del
amanecer, para que no pierdan sus propiedades.
Algunas de estas
plantas, que “necesariamente” se han de recoger
este día, son una serie de flores y ramas de arbustos conocidas como hierbas
sanjuaneras: manzanilla, hipérico o hierba de San Juan, mejorana, romero,
tomillo…
Otro rito,
asociado a las plantas, consiste en adornar con ramas de árboles y arbustos
(romero, laurel, olivo, roble o fresno…) los
umbrales de las puertas. El fin de esta actividad no es ornamental, sirve para proteger nuestras casas ante los rayos, las brujas, y otros seres maléficos
que siempre están al acecho intentando romper la paz de los hogares.
Durante esta
noche se sigue practicando, en algunos pueblos, la costumbre de plantar en
la plaza el árbol de San Juan (“un
mayo”), generalmente, un chopo o un
pino. La intención que se persigue, en estos casos, es atraer al pueblo la
protección del espíritu del árbol. Estamos ante un claro vestigio de
Dendrolatría, el culto que los antiguos tenían a los árboles.
Otras Supersticiones en torno a San Juan
Existe aún una
serie de supersticiones y creencias que, desde tiempos inmemoriales, acompañan
a la fecha.
Es un día
apropiado para encontrar tesoros escondidos. No es raro que los rayos de sol,
al mediodía, incidan sobre algún objeto
(alguna piedra o peña) y su sombra nos
muestre el lugar donde se encuentra un tesoro oculto.
También estamos
ante una noche especial para las hadas. Es una de las pocas ocasiones, a lo
largo del año, en que se hacen visibles en cuevas, fuentes, bosques, ríos… Si
algún hombre pasa cerca de ellas, y escucha su voz, puede sufrir
encantamiento; de ahí la precaución que
han de tener las personas del género masculino,
la noche de San Juan, al pasar por ciertos lugares, si no quieren quedar
hechizados. También la Dama del Lago, de las tradiciones celtas, hace acto de
presencia en fecha tan señalada.
La mañana de
este día es una fecha propicia para encontrar
pareja. Aquellas mozas/os que durante esa noche cuenten nueve estrellas; al
primer chico/a que vean al día siguiente, después del amanecer, será su
futura pareja.
Otros hechos asociados a San Juan son el cambio de amo, o de criado (los
pastores, cabreros, porqueros… ese día se ajustaban para todo el año), y la
apertura de los ejidos para iniciar las
labores de la trilla.
También el sol,
el elemento fundamental de la festividad, tiene en esta fecha su parte mágica.
Este día, en el momento del amanecer, podemos ver cómo nuestro astro rey baila.
Para poder apreciar tal fenómeno es necesario
subir a un altozano y mirar hacia el este, al sol naciente, provistos de
un cristal ahumado, para protegernos la
vista.
Todas estas
creencias relativas al baile solar están basadas en un hecho astronómico: el
sol, una vez que ha alcanzado en el cielo el punto más alto (el punto
solsticial), empieza a descender en el
horizonte de forma casi imperceptible y ello ocasiona una refracción de los
rayos solares, esto es lo que produce la impresión óptica de que gira sobre sí
mismo.
La fiesta de San Juan en
Barruecopardo
De todos los
antiguos rituales, relativos a la noche de San Juan, en Barrueco, actualmente, sólo
se realiza el encendido de alguna
hoguera, lo cual no deja de tener su
magia: las hogueras de tomillo desprenden un
humo abundante, denso y muy aromático, que impregna el ambiente. Todo
aquel que salte la hoguera y se ahúme quedará purificado e inmune ante todo
tipo de enfermedades, a lo largo de todo el año
(el chamuscarse el pelo es un pequeño
tributo que a veces hay que pagar
por saltar la hoguera).
Hasta no hace
tantos años, los rituales que pervivían,
tanto en Barrueco como en el resto de los pueblos de la comarca, eran los siguientes:
Se hacían numerosas hogueras. Por todo el pueblo, en las calles
y plazas, se encendían gran cantidad fogatas
con tomillos recogidos para la ocasión,
a los que se sumaban aquellos que se habían recolectado, en fechas anteriores, para alfombrar las calles durante la procesión
del Corpus. También el día de San Pedro se hacían hogueras, aunque en menor número.
Una vez acabado
el ceremonial de la hoguera, los mozos hacían La Enramada, costumbre que consistía en salir a rondar a las mozas
en “edad de merecer”. Además de cantar canciones de ronda, con las que ensalzaban
el amor y la belleza de las damas,
colocaban ramos de flores en ventanas y
balcones. Al lado del ramo, en ocasiones, ponían un letrero, o escribían directamente sobre la
pared o en la acera un texto. Cuando la
intención era con buen fin (mostrar amor), el ramo era de rosas, flores
silvestres, ramas de arbustos…, y los textos eran agradables: “Alguien te
quiere”, “La más guapa vive en esta casa”…. Pero el ritual no siempre era tan bonito, veces había por
medio historias de rechazo o desamor y, en estos casos, las canciones eran de
contenido chusco, los ramos pasaban a
ser de cardos, y los letreros no eran precisamente agradables: “Las guapas
viven en otra calle”, “Para la más antipática”,
y cosas mucho peores.
También por San
Juan algunos salían al campo a recoger
plantas medicinales, se abría
El Ejido para comenzar la trilla, y el cabrero,
y porquero (cuando los había) se ajustaban para todo el año.
Guía para
celebrar la noche de San Juan en el siglo XXI
Conscientes de la
gran cantidad de energía positiva que podemos recibir, si practicamos estas
costumbres milenarias, se hacía necesario elaborar una guía sobre el ritual
sanjuanero que nos permita captar toda la magia que encierra ese día.
Los actos que hemos de realizar esa noche, si queremos gozar de buena
salud física y espiritual durante todo
el año, son:
1.- Hacer una hoguera de tomillos. Así podemos
inhalar el intenso aroma que éstos desprenden al ser quemados, y
ahumarnos al saltarla. Con ello preservamos la salud en general, y la de los
ojos en particular- el humo es tan denso que hace llorar a quienes se aproximan
mucho- (Nota: para que el
beneficio sea pleno, hay que saltar la fogata con cuidado para evitar caerse ya
que, si nos rompemos una pierna, un brazo…, desaparece toda la magia).
2.- Bañarse desnudo, a la luz de la luna, en un rio
o arroyo que aún mantenga un agua medianamente limpia (Aviso importante:
que nadie se bañe en una charca buscando efectos mágicos; y menos aún que espere ver a la Dama del Lago
en ese lugar. Un abrevadero de ganado es
un sitio poco mágico…y eso, la Dama lo sabe).
3.- Salir al campo a buscar hierbas medicinales, y
plantas para condimentar alimentos. No es preciso hacerlo durante la noche…ni
siquiera al amanecer. Es mejor ir a
plena luz del día para poder ver,
realmente, qué es lo que se está cogiendo (el asunto de hacerlo durante la
noche, para que las plantas no pierdan sus propiedades, lo he consultado con un
druida actual y dice que, aunque la recolección se realice a plena luz del día,
conservan toda la magia).
4.- Beber agua de siete fuentes, pozos, o pilares,
diferentes. Este hecho es factible en nuestros pueblos, y bueno para la
salud. Si mezclamos en un recipiente el agua de siete fuentes y nos lavamos la cara con ella, sus grandes poderes mágicos evitarán que, mientras seamos jóvenes, nos salgan
arrugas
5.- Buscar el tesoro. La leyenda dice que hay una peña
que, el día de San Juan, concretamente,
a las 12 del mediodía, la sombra que proyecta
sobre el suelo está indicando el lugar exacto donde hay un tesoro escondido (no se sabe quien lo
enterró, pero seguro que todavía permanece allí porque
aún nadie lo ha
encontrado). Este día hay que intentar localizar la peña que custodia el
tesoro (algunos dicen que hay tantas
posibilidades de encontrar el tesoro, como de que le toque a uno un Bote de la
Primitiva, pero no hay que hacerles caso, lo dicen para desanimar a los demás y poder buscarlo ellos solos).
Buscar la Peña del Tesoro |
6.- Si nos sobra tiempo, podemos acercarnos a
Villasbuenas para ver cómo ponen,
esa noche, el Árbol de San Juan (“un mayo)” en la plaza de la Iglesia -este pueblo es el único de la
comarca donde aún conservan esta tradición-.
7.- Ver el baile solar. Otra actividad
recomendada, para la mañana de San Juan,
consiste en subir, al amanecer, a un altozano,
provistos de un cristal ahumado
y, si no hay alguna nube inoportuna, podremos ver cómo baila el sol (Aviso:
si alguien piensa que nuestra estrella va a ofrecernos una sesión de Capoeira,
más vale que se quede en la cama. Como mucho podremos ver al sol girar, lentamente, sobre sí mismo.
8.- Contar nueve estrellas y esperar que llegue un novio/a. Si alguien busca pareja, no debe confiar mucho en contar estrellas y esperar a ver quién
es el primer hombre/mujer que pasa por su puerta en la mañana siguiente.
Emparejarse no es tan simple -en nuestros
pueblos ha habido mucho soltero por confiar excesivamente en el método- los
asuntos amorosos requieren un trabajo más activo, más personal. Aunque no se
pierde nada por contar estrellas, lo
cierto es que la magia de San Juan ayuda poco para estos menesteres.
9.- Felicitar a los Juanes/as que conozcas. Esto no
es que sea muy mágico, pero es su día y se alegrarán.
F A N T A S T I C O. Maravillosa lección de historia, ritos, creencias, supersticiones y de TO, pues no dejas nada atrás. ¡Qué documentación! Un trabajo digno de un final de carrera con nota 10.
ResponderEliminarEs una suerte tener en nuestra página este “rincón bloguero”. En ocasiones como esta me dirijo al apartado: Tradiciones y ahí hay un pequeño relato de Nati donde cuenta la noche de San Juan en La Zarza y al final hay un enlace (relacionado) que lleva al blog de Félix con el tema. Ahora voy a dejar otro a esta entrada tuya. No podía ser menos.
Claro, no nos podemos extrañar que nadie comente entradas como esta, porque…¿qué vamos a decir?...
Por eso digo que dejar un escueto, saludos, Manolo (en mi caso), sería suficiente.
POS ESO.
Saludos y gracias por este RELATO MÁGICO,
-Manolo-
Cuando llegue el día, no lo dudes. A cumplir los ritos propios de esa noche para preservar la salud a lo largo de todo el año. Me alegro que te guste. Un saludo.
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