miércoles, 19 de junio de 2019

Historias del Verano: El Ovni



   OVNI, es el acrónimo de “Objeto Volador No Identificado”, en inglés se corresponde con UFO, que son las iniciales de “Unidentifield Flying Object”, y ambos términos se refieren a la observación de un objeto volador, real o aparente (a veces puede tratarse, simplemente, de una luz en la noche), que no puede ser identificado por el observador, cuyo origen sigue siendo desconocido después de una investigación. 

   El asunto de los ovnis y la posible existencia de vida extraterrestre, siempre ha despertado un gran interés entre los humanos ya que no nos resignamos a ser los únicos seres vivos, con vida inteligente, del universo; esto, ha determinado que, con frecuencia, acabe entremezclándose la ficción con la realidad. Hay que tener en cuenta que, si hubiera vida extraterrestre y un día los seres de otros mundos decidieran visitarnos, indudablemente, lo harían en ovnis, ya sean platillos volantes u otras naves aeroespaciales más sofisticadas. 
   
   El cine y la literatura se han ocupado ampliamente del tema a través de libros, series televisivas y películas de ciencia ficción; en ocasiones, con un enorme éxito. Sirva de ejemplo la saga Star Wars, conocida en español como “La Guerra de las Galaxias”, una colección de películas que han acompañado, y siguen haciéndolo, a varias generaciones de terrícolas -nosotros-, que ha llegado a convertirse en un auténtico fenómeno de la cultura popular. 
   Todo esto, aunque es sumamente divertido e interesante, es pura ciencia ficción; pero ¿hay algo real en el tema de los ovnis? 

   En nuestro planeta, a lo largo del tiempo, en todas las latitudes, ha habido y sigue habiendo gente que afirma haber visto luces u objetos volando en el cielo, a los cuales no se le encuentra una explicación; en este caso, estaríamos hablando de cosas reales: de ovnis, y no de ciencia ficción.
   El estudio más importante que se ha hecho, hasta la fecha, sobre este asunto, lo realizó el ejército estadounidense en la segunda mitad del siglo XX;  concretamente, su fuerza aérea en 1969, elaboró un extenso informe tras haber investigado cerca de 40.000 de avistamientos de ovnis, con los siguientes resultados: La gran mayoría de los ovnis estudiados, una vez realizada la investigación oportuna, perdieron esa categoría al ser identificados de una forma científica, ya que pudieron ser explicados por fenómenos naturales. Casi todos ellos, resultaron ser estrellas, planetas, meteoritos, globos aerostáticos, sondas meteorológicas, aviones, satélites artificiales y un largo etcetera de objetos cercanos, procedentes de la Tierra. Entre la larga lista, de los ovnis estudiados, llegaron incluso a detectar fraudes por parte de algunos bromistas. 
   En ninguno de los casos hallaron indicios de vida extraterrestre; no obstante, para quien todavía  conserve la ilusión de poder encontrarse, una noche cualquiera, con una nave extraterrestre tripulada, aún puede mantener la esperanza ya que, en el 30% de los expedientes, los investigadores no hallaron explicación científica alguna; sin embargo, quisieron dejar constancia de que estos casos, pendientes de resolución, no habían sido investigados en profundidad al ser considerados irrelevantes. 

   En España, durante el año 1978, el fenómeno de los ovnis estaba de plena actualidad debido a que el Canal Uno de Televisión Española emitía por entonces, con gran éxito de audiencia, una serie americana “Proyecto UFO: Operación ovni”; en la que un grupo de científicos se dedicaba a investigar los distintos avistamientos de ovnis que acontecían en Estados Unidos -la serie estaba basada en el estudio que sobre el tema había realizado, años antes, el ejército de ese país-. 

   Ese mismo año, coincidiendo en el tiempo con la emisión de la antedicha serie, en Barrueco tuvimos “la suerte” de ver un OVNI. 

   El solsticio de verano (21 de junio) supone el inicio de la época estival y son los días del año con más horas de luz natural, ya que el dios sol, para mostrarnos su fortaleza, ilumina con sus rayos nuestro planeta durante una gran cantidad de horas, haciendo que los días parezcan interminables. 

   Aún recuerdo cómo, en la escuela del pueblo, nos decía el maestro a los niños, con un claro fin pedagógico: El sol, por las mañanas, sale por este, en El Milano; a mediodía se sitúa al sur, encima de Saldeana, y al atardecer se esconde por el oeste, entre Saucelle y Vilvestre -ahora me doy cuenta de que Cerezal y La Zarza, para los escolares de Barrueco, no estaban en el itinerario solar-. 

   Más tarde, me enteraría de que no es el Sol quien se mueve, sino que es La Tierra, nuestro planeta, quien se desplaza realizando un giro sobre sí misma, en dirección oeste-este, que se completa cada 24 horas, determinando así la duración de los días; realizando, además, un movimiento alrededor de nuestra estrella solar que completa cada 365 días, determinando, en este caso, la duración de los años.  
   Bueno, pues fue al atardecer de uno de estos días tan largos y con tanta luz, propios de los comienzos de verano, cuando tuvo lugar el acontecimiento. No fue un avistamiento cuya credibilidad pudiera quedar en entredicho, como ha sucedido en muchas ocasiones cuando el protagonista del mismo resultó ser un borracho de vuelta a casa, a altas horas de la madrugada, con alucinaciones visuales y auditivas motivadas por el alcohol y quien sabe si por otras cosas. Aquel día, fuimos muchos los testigos que pudimos ver un ovni sobrevolar sobre nuestras cabezas; el suceso tuvo lugar alrededor de las 22,30 horas -el adelanto de la hora que venimos haciendo en España, desde último fin de semana de marzo, ya venía realizándose desde 1973- y aunque en aquel momento alguno pudiera estar ya pasado de vinos y cervezas, casi todos los que vimos aquel extraño acontecimiento estábamos muy serenos. 

   La gente, en los pueblos, durante el invierno, debido a los rigores del clima, hace la vida, preferentemente en sus casas, de puertas para adentro; en cambio, en verano, cambian totalmente los hábitos y vive sobre todo de puertas para afuera, como ocurría aquel día; así que, a aquella hora, había mucha gente en la calle. 
   A finales de la década de 1970, como aún no había teléfonos móviles, consolas, ni internet, los niños, en los pueblos, aún jugaban unos con otros en la calle; mientras que los adultos, cuando llegaba la noche, tras la cena, era habitual que sacaran unas sillas a la puerta de las casas y se sentaran al serano. 

   Aquel día en Barrueco, como en cualquiera de los pueblos de la comarca, la vida transcurría sin novedad alguna, como una jornada cualquiera propia de comienzos de verano; la temperatura, a aquella hora, era muy agradable y cada uno de los habitantes del lugar estaba dedicado sus rutinas habituales. Nada hacía prever que iba a suceder un hecho tan extraordinario. 
   El acontecimiento ocurrió al final de la tarde, a la hora del crepúsculo; el sol ya se había escondido en el horizonte, tras los montes de Freixo de Espada à Cinta (Portugal), al otro lado del Duero, nuestra frontera natural, y la claridad, que ya era bastante pobre, disminuía por momentos a la par que la oscuridad iba haciéndose dueña y señora de las calles del pueblo; de pronto, comenzó a sonar un extraño ruido a lo lejos, un zumbido muy potente que parecía provenir del cielo y cuya intensidad iba aumentando a medida que pasaban los segundos. Aquello tenía todos los visos de ser el ruido de un motor que cada vez sonaba vez más próximo. 

   En nuestra comarca existe un pasillo aéreo por el que día y noche, continuamente, pasan sobre nuestras cabezas multitud de aviones comerciales y también, en ocasiones, lo hacen aviones militares; pero todos ellos, como lo hacen a gran altura, generalmente no oímos el sonido de sus motores. Aquellos casos aislados, en los que algún avión sobrevuela nuestra comarca a baja altura, el sonido de sus motores es claramente audible desde el suelo y todos sabemos reconocerlo perfectamente; por eso, todos éramos conscientes de que el ruido del motor, que estábamos escuchando, en aquellos momentos, no pertenecía a ningún avión. El sonido que oíamos era muy potente, cada vez estaba más cercano, y era algo nuevo y totalmente desconocido para nosotros. 

    La gente que estaba en el interior de las casas, al escuchar aquel ruido tan extraño, salió a la calle sumándose a los que ya estábamos allí, y todos mirábamos hacia el cielo intentando localizar la procedencia de aquel sonido, que parecía proceder del espacio. En un momento determinado, por fin pudimos localizar su origen; procedente del sur, un extraño aparato apareció sobrevolando las casas del pueblo; pero, debido a que la luminosidad ambiental, que en aquel momento era ya muy tenue, resultaba imposible discernir con claridad la estructura de aquel objeto volador; sólo alcanzábamos a distinguir su silueta y de forma muy imprecisa. No obstante, pudimos apreciar que se movía en el aire con bastante rapidez. Hizo un rápido recorrido circunferencial sobre el pueblo, volando bastante bajo; en un momento determinado se mantuvo estático sobre nuestras cabezas durante unos segundos, y, tras aumentar las revoluciones del motor, reinició la marcha alejándose en dirección oeste, ante el alivio de todos los paisanos. 
   A lo lejos, vimos que iba perdiendo altura y todos llegamos a la conclusión de que estaba buscando un lugar, a las afueras del núcleo urbano, donde aterrizar. 
   
   La confusión era general y se formaron múltiples corrillos de gente que, nerviosa, comentaba lo sucedido; todos habíamos permanecido expectantes ante la presencia de aquel objeto volador y habíamos seguido, con gran atención, sus evoluciones; pero desconocíamos de qué podría tratarse.         
   Como entonces estaba de plena actualidad el asunto de los ovnis, debido a la serie de TV que casi todos seguíamos, la opinión general era que, si aquello era un objeto volador y ninguno sabíamos qué era; aunque pareciera increíble, ¡sólo podía tratarse de un ovni! Menos mal que sus intenciones habían sido pacíficas y no nos había atacado. 

   Al cabo de media hora, sin necesidad de que viniera la fuerza aérea estadounidense a investigar el caso, y ni tan siquiera la española, pudo aclararse la naturaleza de aquella extraña nave voladora. La respuesta, la trajo una pareja de jóvenes que se encontraba dando un paseo a las afueras del pueblo. Resulta que el ovni, en realidad, era un helicóptero del ejército portugués que se había extraviado. Había estado haciendo una ruta próxima a la frontera; al comenzar a oscurecer, el piloto se había despistado y, en vez de volver a Portugal, entró en territorio español, llegando un momento en el que no supo dónde se encontraba -los GPS aún tardarían bastante en llegar a nuestras vidas
   En un momento dado, los ocupantes del helicóptero se dirigieron a la población más próxima que vieron, que en ese momento debía ser nuestro pueblo, y aterrizaron en un prado, a unos 150 metros del casco urbano; se había bajado uno de sus ocupantes, se acercó hasta la carretera próxima y, a aquella pareja, que andaba por allí paseando en esos momentos, le consultó si aquello era Portugal. Una vez que supo que habían aterrizado en suelo español, preguntó por la dirección del vecino país y,
Lugar donde aterrizó el ovni
al indicarle donde estaba el oeste, volvió corriendo al helicóptero, reanudando éste, rápidamente, el vuelo hacia Portugal, antes de que se hiciese totalmente de noche y aumentaran las dificultades para encontrar su base.
   
   La reacción de los lugareños, en general, fue buena y no cundió el pánico en ningún momento, tal como ocurre en las películas de ciencia ficción, cuando lo extraterrestres invaden New York u otras urbes de allá, haciendo unos estropicios tremendos. En realidad, yo creo que, al haber sucedido todo tan rápido, a los habitantes el lugar no nos dio tiempo ni a asustarnos. 

   De todos modos, en la mañana siguiente, supimos que alguna familia, tras ver a aquel “ovni” sobrevolando el pueblo, se encerró en su casa, “echó el candado” por dentro de la puerta, y no volvió a salir hasta la mañana siguiente, en prevención de que los ocupantes del “vehículo espacial” vinieran en son de guerra y hubieran decidido iniciar “la Guerra de los Mundos”, precisamente, en nuestro pueblo. 

   La guardia civil, como siempre, aquel día supo estar a la altura de las circunstancias. En vez de dirigirse rápidamente, en coche, hacia el sitio donde había aterrizado el “ovni”, para defendernos de los “presuntos extraterrestres”, acudió hacia allí, al lugar del aterrizaje, caminando y a paso lento. Querían dejar un margen de tiempo suficiente “al enemigo”, para que se largara del lugar. 
   Los guardias, seguramente, desde un primer momento, sospecharon que se trataba de un helicóptero, y, si estaba perdido, prefirieron darle tiempo para que se orientara y pudiera irse, evitando así un “conflicto internacional”. 

   Realmente, no hubiese pasado nada; pero resolver “la invasión” del espacio, tanto aéreo como terrestre -ya que, al fin y al cabo, habían aterrizado- por fuerzas militares de otro país, aunque fuera involuntariamente, hubiese llevado las consiguientes consultas a instancias superiores, algún que otro papeleo y hubiera resultado un incordio para todos…tanto para ellos, como para los tripulantes del aparato. 

   La verdad es que, tras el susto inicial, una vez que se aclaró todo, algunos nos llevamos una gran desilusión al saber que el “ovni” no era ninguna sofisticada nave intergaláctica con una tecnología puntera, sino un simple helicóptero, y encima no demasiado bueno -a la vista estaba que ni siquiera contaba con los medios suficientes para orientarse debidamente en el aire, viéndose obligado a aterrizar, para que uno de sus ocupantes ¡¡¡bajase a preguntar dónde estaban y la dirección que debían tomar!!!- 
   ¡En fin! Habrá que seguir mirando al cielo durante las noches y no perder la esperanza de que un día podamos recibir la visita de una auténtica nave extraterrestre.

2 comentarios:

  1. Hola Manolo. El ciclo de las estaciones, una vez más, se repite y aquí tenemos otro verano. El suceso del "ovni" sucedió hace ya muchos años, y, evidentemente, éramos mucho más jóvenes que ahora. Aunque no volvamos a ver ovni alguno, espero que al menos podamos seguir asistiendo a estos cambios estacionales durante mucho tiempo. Un saludo.

    ResponderEliminar