lunes, 18 de septiembre de 2023

Pregón Fiestas del Cristo y el Toro

 

  ¡Buenas noches!

   En primer lugar, me gustaría comenzar agradeciendo a esta corporación municipal el haber sido invitado a dar el pregón de las fiestas del año, y también aprovecho para deciros que estoy muy contento de estar aquí, en nuestro pueblo, con todos vosotros.

   Para los que no me conocéis, me voy a presentar. Me llamo Jose, nací aquí, en Barrueco, ¡hace ya muchos años! Soy del siglo pasado; en realidad, ¡cómo todos aquellos que tenemos más de 23 años! Pertenezco a una generación en la que los niños nacíamos aquí en el pueblo, en la casa de nuestros padres y no en un hospital como sucede actualmente.

 Mi madre se llamaba María de la Cruz, mi padre Marcial, tuvieron tres hijos, yo soy el del medio; antes, como había muchos “Joses”, para distinguirme de los demás, a mí me conocían como Jose “el de la Mari Cruz”.

    En Barrueco, como en todos los pueblos, podemos distinguir dos grupos de personas: uno lo forma la gente que reside aquí habitualmente, y otro lo integran aquellos que viven fuera y vienen ocasionalmente al pueblo, ya sea de vacaciones, fines de semana, a las fiestas, etc.

  Yo, desde los 15 años, pertenezco al segundo grupo, al de la gente que sólo viene de vez en cuando y, a pesar del tiempo que llevo fuera, sigo disfrutando mucho cuando vengo al pueblo y veo sus casas, sus calles, sus campos y sobre todo sus gentes.

 ¿Sabéis por qué? Pues, porque mi espíritu nunca ha abandonado este lugar….

Sí, así es, ¡mi espíritu nunca se ha ido del todo!

Es raro el día en el que, por una u otra circunstancia, no tengo algún recuerdo de Barrueco, es una sensación que los gallegos y portugueses conocen como “tener saudade”; a eso, los de Salamanca lo llamamos tener “añoranza”.

 

   No voy a pediros, a los que residís fuera del pueblo, que sintáis añoranza como me pasa a mí; los sentimientos son algo muy personal; pero sí os pediría que os sintáis orgullosos de pertenecer a la gran familia que formamos la gente de Barrueco, ya sea por nacimiento, por ascendencia, por adopción o simplemente por devoción, y que recordéis y sintáis el pueblo como algo vuestro, un lugar al que merece la pena venir, aunque sólo sea a las fiestas.

    Una vez, en un reloj de pared, leí una inscripción que ponía “Tempus fugit”, dos palabras latinas que significan “El tiempo se va”, algo que es indiscutible, ya que el tiempo no se detiene.

   Ha pasado un año desde las fiestas pasadas, el tiempo ha seguido su curso, han ido sucediéndose las estaciones y como todos los años, cuando se acerca el final del verano, aquí tenemos de nuevo las fiestas del Cristo y las fiestas del Toro. 

    No olvidéis que, desde siempre, la Fiesta del Toro de Barrueco ha estado asociada a la fiesta del Cristo de las Mercedes, y que los eventos más importantes de la fiesta son los actos religiosos celebrados en torno a la imagen del Cristo: la subida de la imagen desde la ermita al pueblo y la posterior bajada, la novena, la mayordomía, el baile de la Bandera…Y..., como no, los festejos taurinos: sus encierros, novilladas y capeas.

 

   Siempre se ha dicho que, cuando se habla del presente, no debemos olvidar el pasado; y, en este sentido, me gustaría recordar brevemente, algunos aspectos en torno al Cristo.

  Estad tranquilos que no pretendo dar ninguna lección de Historia. Sólo recordaros que la imagen de nuestro Cristo es un crucificado de tamaño natural, hay quien estima que la talla se hizo sobre siglo XIV; y que la ermita actual, tal como la vemos ahora, fue construida en la primera mitad del siglo XVIII, sobre una ermita muchísimo más antigua que había allí.

   La Ermita original estaba dedicada a Nª Srª de Valverde que es la imagen que está en el altar mayor de la ermita, encima del Cristo, y la nueva pasó a llamarse del Cristo de las Mercedes.

 

   Alguno podría preguntarse a qué pudo ser debido este cambio de titularidad de la nueva ermita y yo os voy a dar una posible explicación sobre ello.

   Se había creado en fechas algo anteriores a la reconstrucción de la ermita, la Hermanad o Cofradía del Santísimo Cristo de las Mercedes (finales del siglo XVII), que fue muy importante y duró hasta mediados del siglo pasado, y fue a raíz de esa creación, seguramente, cuando se decidió reconstruir la ermita y que el titular de la nueva fuera el Cristo, pero nuestros antepasados de aquella época lo justificaron de una forma más sencilla y simpática,  seguramente usaron “la lógica” y pensaron que, si había una madre, que era la Virgen, y un hijo, que era Jesucristo, pues Éste heredó la ermita de su madre; aquello no fue otra cosa más que una herencia, vendría a ser algo así como una "humanización de la divinidad".

  Eso sí, estoy convencido de que ¡ellos no pasaron por la Notaría de Viti o Lumbrales, como tenemos que hacer nosotros en casos similares!

 

  A modo de curiosidad, me gustaría recordar que, para nuestros antepasados, el día del Cristo tenía otro significado distinto al religioso; decían que el período establecido para echarse la siesta era el que transcurría desde La Cruz de mayo (el día 3 de ese mes) hasta La Cruz de septiembre (el 14 de septiembre) y muchos lo respetaban escrupulosamente.

  No sé si alguno de vosotros aún respeta esta costumbre de la siesta y, desde mañana, piensa despedirse hasta el año que viene de este invento tan español.  

  De todos modos, aquellos que os echéis la siesta todo el año, os recomiendo que no cambiéis vuestro hábito, ya que está demostrado que “la siesta es muy buena para la salud”.  

 

  Pero, volvamos al Cristo, ¿sabéis por qué se llama de las Mercedes? Pues, porque la gente, antes, tenía mucha fe en Él y le pedían muchos favores o “mercedes”.

  Nuestro Cristo era muy venerado no sólo por la gente de Barrueco, gentes de todos los pueblos de la comarca acudían a Él para hacerle todo tipo de peticiones; aunque fundamentalmente le pedían "salud", también le pedían que volvieran los soldados sanos y salvos cuando había alguna guerra; además, se le hacían "rogativas" cuando había sequía e, incluso, algunas madres le pedían un novio o una novia para sus hijos o hijas.

  Ya veis, era tan grande la fe que tenía la gente en Él que, aquí en Barrueco, ni siquiera le pedían un novio a San Antonio sino al Cristo. De hecho, creo que mi madre también le pidió una novia para mí. ¡El Cristo le hizo caso y me proporcionó una novia extraordinaria que hoy es mi mujer! 

  La gente, iba a la ermita, hacía su petición, le rezaban y… hasta le hablaban al Cristo.... sí, como lo oís, algunas mujeres hablaban directamente con Él y en voz alta.

  Yo, en una ocasión, fui testigo de ello y hasta me tomé la libertad de desanimar a una señora que estuvo hablando con Él.

  Recuerdo que ella le decía... “Santísimo Cristo, te pido que...”, (y le dijo lo que fuera), y, cuando acabó, me tomé la libertad de decirla: “El Cristo no te va a contestar por mucho que le hables”.

 La mujer con total naturalidad me contestó: "Ya lo sé... Pero me da igual, ¡el Cristo y yo nos entendemos"!

 

  Además del Cristo, me gustaría comentar algo sobre los TOROS.

  Desde siempre, los toros han estado vinculados a nuestra tierra y a la cultura española; de ahí que, al toro, podemos considerarlo nuestro animal “totémico”; por ello, en todo pueblo salmantino que se precie, como el nuestro, no pueden faltar las correspondientes celebraciones taurinas.

  Aquí en Barrueco, en vez de toros, hay que hablar de novillos. Pero, eso no desmerece nada nuestra fiesta, ¡por supuesto!

  Todos los años, cuando llega San Fermín y televisan los encierros de Pamplona, hay mucha gente que sienten envidia al compararlos con los de su pueblo. Sin embargo, nosotros no tenemos por qué sentirla. Yo, al menos, veo mucho parecido entre aquellos encierros y los nuestros.

 

   Me explico, …. En la capital pamplonesa, los toros suben la cuesta de Santo Domingo y aquí suben la cuesta de las Regaderas; allí cogen velocidad por la calle Estafeta y aquí lo hacen por la calle Carreros; allí pasan por la Esquina de Telefónica y aquí pasan por la Esquina de la casa de Peramatos….

   Como comprenderéis, con unos recorridos tan similares, no veo razón alguna para que los de Barrueco, tengamos algo que envidiar a los encierros de Pamplona.

   La verdad es que, si nos atenemos al tamaño de los toros, en eso sí que nos ganan ya que los nuestros son novillos; pero aquí en Barrueco los encierros son con caballos y, por lo tanto, la belleza y el espectáculo están garantizados.

  Desde aquí, os animo a que participéis en los encierros y en las capeas; os aseguro que podréis sentir una gran emoción, posiblemente algo de miedo y unas ganas increíbles de correr cuando se acerquen los novillos.

 

  Como no hay fiesta sin Música, también os invito a participar en las verbenas y a disfrutar mucho de las restantes actividades del Programa de festejos.

  Espero que paséis unas estupendas fiestas y que sean lo más saludables posibles: ¡qué las disfrutéis, pero no os emborrachéis!, que no haya accidentes ni peleas, y que nadie resulte herido en los encierros.

  También aprovecho para desearos que seáis felices y sintáis “la alegría de vivir”, no sólo durante las fiestas, sino todos los días a lo largo del año. Qué os cuidéis mucho, que no os pongáis enfermos, y que, en las fiestas del 2024, podamos volver a vernos todos por aquí de nuevo.

  Ya para acabar, si comencé el pregón agradeciendo a nuestra corporación municipal el haberme invitado a darlo, quiero finalizarlo agradeciéndoos a todos vosotros vuestra paciencia por haberme escuchado.

  Sólo me queda decir: ¡¡¡¡Viva El Cristo de las Mercedes!!!!

  ¡¡¡¡Viva la gente de Barrueco!!!!

 

                                                       José Carreto Sánchez

                                                   Barruecopardo (13/IX/2023)